La fotografía encuentra su hogar en la mirada del paisaje interior del otro. Por eso ante lo desconocido, conviene observar despacio, tomándose el tiempo de desvelar nuestra verdad en el espejo de las imágenes. Después de todo, la luz también nos habla de las sombras que nos habitan y en las que son visibles las preguntas que evidencian la herida que más nos cuesta confesar: la herida de nuestra propia existencia.

La Mala fortuna, es el nombre de la nueva exposición que inauguramos el pasado viernes 3 de febrero en UFCA y que estará hasta el 31 de marzo con nosotros. En ella la fotógrafa Alejandra Vacuii (Galicia, 1987) nos invita a adentrarnos en un nuevo nivel de la realidad, uno del que no podemos huir y al que debemos enfrentarnos. Allí donde la intimidad no parpadea ante la emoción, se abre paso el microcosmos contenido en cada una de sus imágenes. Hemos tenido la suerte de disfrutar de un diálogo con ella esta misma mañana, y lo hemos hecho como nos gusta y como creemos que debe disfrutarse la fotografía, desde la proximidad y la sorpresa que provoca el acto consciente de la escucha.

La experiencia más allá de la exposición, se sostiene en la mano, amamos el papel y nos gusta el tacto de los proyectos en los que creemos. Por eso La Mala fortuna ocupa un lugar en nuestra estantería de publicaciones con este nuevo Fotofobia, el lugar número trece, ¿casualidad o símbolo? Sea como sea, ahora es el turno de que vosotros seáis testigos del poder catalizador de sus atmósferas, que nos demuestra la importancia de encuadrar a través de la grieta, la zona de sombra que nos nombra vulnerablemente humanos.

 

Isabel Hérnandez.