En los cenáculos, sanedrines y agrupaciones fotográficas del país se comenzó a hablar de ello, cada vez con más asiduidad. ¿Por qué? ¿Cómo ha sido eso? No lo sabemos, nadie lo sabe, lo cierto es que lo ha perdido y basta.

¿Recuerdan ese pequeño caramelo que todos traemos al nacer con sabor a norte? Bajo uno de nuestros brazos viene una buena telera de pan, eso dicen los pudientes, pero en el interior de la mano traemos nuestro dulce pedacito de norte. Las madres de todo el mundo se empeñan en su conservación durante la infancia de sus hijos: «Niño, ten cuidadito, no vaya a ser que pierdas el norte». Y desde entonces pasamos la vida intentando no perderlo, haciendo todo lo posible por mantenerlo a salvo en nuestros bolsillos. Pero UFCA, otra vez la UFCA, ha perdido el norte este año pasado. Podríamos decir que fue el diecinueve de enero, día de san Macario el Grande; o, tal vez, el catorce de junio, festividad de San Metodio de Constantinopla. Lo cierto es que no sabemos qué día fue. UFCA estaba tan tranquila y de pronto, zas, el norte se perdió para siempre. Al principio fue algo discreto de lo que nadie se dio cuenta. Poco a poco se comenzaron a escuchar voces, cada vez más altas, cada vez más cualificadas: «Amigos, UFCA ha perdido el norte». En los cenáculos, sanedrines y agrupaciones fotográficas del país se comenzó a hablar de ello, cada vez con más asiduidad. ¿Por qué? ¿Cómo ha sido eso? No lo sabemos, nadie lo sabe, lo cierto es que lo ha perdido y basta. Ya nada será como antes, se clamaba sin consuelo. ¿Y cómo era antes? Pues ya sabes, como siempre ha sido la UFCA antes de perder el norte. ¡Con lo fácil que hubiera sido conservarlo en un compartimento de la cartera o en el fondo del armario, rodeado de naftalina! Total, sólo es una pequeña porción y fíjate que mala suerte porque el que pierde el norte es muy difícil que vuelva a encontrarlo. ¿Y ahora qué va a hacer la UFCA? Hay algunos que dicen que se han puesto como locos a buscarlo. Hay otros que creen que pronto desaparecerán porque con el norte perdido, desnortados como aquel que dice, no se puede seguir avanzando por los luminosos senderos de la ortodoxia fotográfica. Y los hay malévolos que dicen que fue la UFCA la que se acercó a la playa del Rinconcillo y lo tiró a sus cristalinas aguas angelicales para que reposara en compañía de sardinas y rascacios. ¡Eso no es posible! ¿Cómo va a ser alguien tan inconsciente como para lanzar el norte al mar y perderlo para siempre? Y, por último, lo más reciente que hemos escuchado en fuentes bien informadas: todo ha sido un trueque: UFCA ha perdido el norte porque ha encontrado el Sur. ¿El Sur? ¿Qué es el Sur? Suena mal esa palabra, como un sitio sucio donde hace mucho calor y sólo hay desiertos, poetas y moscas cojoneras. Es imposible que UFCA haya encontrado el Sur porque entonces todo será catastrófico. Con el norte todos estábamos tranquilos, recibíamos las postales y decíamos: ¡Ah, estos chicos, nunca pierden el norte! ¿Pero qué vamos a decir ahora: que no pierden el Sur? ¿Y qué es eso del Sur? Porque, ya que hablamos de todo esto, se nota que en los últimos tiempos la UFCA ya no es lo que era. Con lo calentitos que estábamos todos dentro de la UFCA, con sus chicos y chicas, tan atentos, que nos invitaban a dar conferencias, cursos, talleres, que nos lo pagaban todo, que nos escuchaban con paciencia cuando hablábamos de nuestros viajes, de nuestro estilo insuperable y nuestra sinigual pericia para retratar personas del otro lado del planeta, negras y amarillas casi todas. A quién vamos a contar ahora nuestras batallas. Porque ahora que han encontrado el Sur es seguro que mirarán en otras direcciones, las paredes de su galería se llenarán de horribles imágenes de gente que empieza, gente que se aparta de doctores y maestros, de fotógrafos que no son tales, de oportunistas que no están dispuestos a encajar sus trabajos en marcos de madera de haya con las reglamentarias medidas y con los adecuados tiempos de exposición o digitalización. Ahora que han encontrado el Sur publicarán extraños libros y revistas en los que todas las fotos serán negras o casi negras, desenfocadas o casi desenfocadas, feas o muy feas. ¡Cómo echaremos de menos las soberbias vistas y los pintorescos personajes de las sabanas o los altiplanos! Si alguien tiene ascendencia sobre los muchachos de la UFCA, por favor, que hable con ellos y que los haga entrar en razón. El Sur es una cosa de locos e iluminados que pierden la cabeza de tanto sol que cae sobre ellas. El Sur no existe, el Sur sólo es una quimera. Sólo teniendo claro dónde está el norte se pueden hacer buenas fotografías, buenas de verdad, reglamentarias, muy enfocadas, con sus niveles, sus contrastes y sus saturaciones en perfecto estado de revista. Repitan conmigo: ¡Viva el norte! ¡Ar!

FFG

 

© Texto: Federico Fuertes | © Fotografía: Alberto Galán