La noticia de una intervención fotográfica realizada este fin de semana en Caños de Meca por el jerezano Juan Carlos Toro me trae al recuerdo experiencias anteriores que siempre me habían  llamado la atención tanto por el impacto visual de sus resultados como por la dinámica de la propia intervención y que en muchos casos me recuerda la idea de proyectar sobre edificios.

La intervención con fotografías del espacio urbano se ha convertido en pocos años en una creciente actividad que es utilizada sobre fachadas, tejados, muros abandonados o cualquier elemento arquitectónico susceptible de ser recubierto con esta nueva piel.

La primera iniciativa que conocí fue en Algeciras de la mano de Federico Fuertes y Luis Maria que tras haber realizado sus “libros de pared” decidieron  en 1997 dar un paso hacia la fotografía con una imagen de una mano que intentaba atrapar una copa. El pie de foto decía: «yo soy el hombre que rompe todo lo que toca». La pieza realizada con fotocopias que componían el mosaico estuvo pegada  en un lateral del colegio General Castaños en pleno centro de Algeciras.

Hace un par de años me quede sorprendido por las magníficas intervenciones de Alberto de Pedro,  un joven madrileño que se apropia de las paredes de la capital y que descubrí de madrugada en un reportaje de la 2.  Sus intervenciones juegan con la realidad, con retratos en puentes y fachadas, hombres gigantes o ventanas que hablan de una ciudad paralela en miniatura.

La imagen creada por Juan Carlos en Caños de Meca descubre un nuevo faro de Trafalgar con una fotografía de 15 metros por 4 de alto,  una intervención que forma parte de la muestra que se expone en la Sala L del restaurante “El Pirata” y que acaba de empezar su andadura de la mano de la también fotógrafa Patri Díez.  A.G.